sábado, 30 de junio de 2012

El Orgullo herido

Son las 17:45 de la tarde, hace calor pero no tanto como otros días. Como pasa cada año, el tiempo nos ha dado una tregua para que podamos salir a la calle, a ser como somos, disfrutar, reir, divertirse al fin y al cabo. Iremos con amigos, con la familia, con la pareja o incluso solos. Las carrozas esperan en Alfonso XII su turno para salir, la manifestación del Orgullo está a punto de empezar, primero como siempre, asociaciones y partidos varios reinvidicaran derechos y soluciones, después las carrozas se moveran para dar ese punto de música y color a un recorrido plagado de gente saltando y bailando con cada una de ellas...

Todo esto estará pasando en estos momentos. Yo iba a ser uno de esos que va solo, con mi cámara al hombro para hacer todas las fotos posibles y después colgarlas aquí pero este año es diferente, nunca me ha importado ir así, no sería la primera vez. He decidido cambiar toda esa alegría, trasiego de chulazos y bullicio por la paz de mi casa. Ya conté el año pasado lo que este día significa para mi, la fuerza que me da en muchos sentidos. Pero este año no creo que me la diese, todo lo contrario, es posible que me trajese mucha tristeza por motivos que no voy a contar y no me da la gana de sufrir innecesariamente. Es la primera vez que falto en once años.

Lo malo de hacerse mayor es que vas echando recuerdos a tus espaldas, muchos de ellos compartidos con personas que pasan por tu vida, pero cuando esas personas se van retirando, los recuerdos siguen, no se van y, como pasa en este caso, es muy triste acordarte de los buenos momentos vividos y mas cuando, a lo mejor, esas personas este año están viviendo lo mismo con otras diferentes que no eres tú. Ojalá todo se olvidase con un simple "pasar página" pero la vida es bastante mas complicada casi siempre.

Miles de personas abarrotaran la Gran Vía primero, y el barrio de Chueca después. Este año mi fiesta va a ser diferente, quizás por que tampoco tengo nada que celebrar y si hoy Madrid esta llena de Orgullo ayer cambié las calles abarrotadas por un salón en el hotel Palace donde mi empresa celebró con un coctel su 90 aniversario. Encuentro con compañeros, no solo actuales sino pasados, gente que no ves nunca porque cada uno estamos en nuestra oficina o porque hemos ido cambiando de destino. Muchas risas, tiros largos, recogidos en el pelo, brillo, algún que otro cotilleo que se quedará en secreto de sumario y sobre todo muy buen rollo.

Todo esto, al menos, sirvió para que me olvidase durante unas horas de todos esos recuerdos que durante estos días me presionan y me agobian. Mi objetivo era ligarme a algún compañero pero no pudo ser, no estaban muy por la labor los muy jodíos, con lo bien que me hubiese venido. En fin, seguiré en la tranquilidad de mi castillo, viendo alguna peli y procurando distraerme aunque la cabeza la tenga ahora mismo en Alfonso XII pegada a una cámara de fotos... Otro año será.





No hay comentarios: