lunes, 13 de diciembre de 2010

Malamadre no viste de Prada

Después de un viernes movidito debido a la comida de Navidad con los compañeros mas una sobremesa que se alargó hasta las nueve de la noche llena de confidencias con sabor a whiskey para finalizar en una “noche de chicas” donde continuaron los chismes con mas alcohol y con bocata de calamares incluido, que permitió sobrellevar de manera bastante aceptable el regreso a casa antes de lo que tenía previsto, vino un sábado mas sosegado. El día empezó con la visita un tanatorio por motivos obvios, momentos de tristeza que como me pasa siempre, fui capaz de llevar con una entereza fría, casi inhumana, y no es por que la persona fallecida no fuese familiar directo mío, en caso mas cercanos, como fueron las muertes de mis abuelos fui igual.

También me pasa en caso de enfermedades de cierta gravedad, cuando alguien me ha contado que algún familiar, o ellos mismos tienen algo importante mi cara es un cuadro, no muestro la mas mínima pena en mi expresión, no me extrañaría que alguno se mosquease pensando que me importa un bledo cuando no es así. Un psicólogo diría que es un sistema de autodefensa o alguna vaina parecida, la verdad no se porque me pasa pero al menos intento servir de columna en el que resto se puede apoyar en esos momentos.

El sábado continuó con una comida familiar en casa de mis padres, con mis hermanos. Mi madre había preparado chanfaina que para quien no lo sepa es arroz con callos de cordero, plato muy típico de mi pueblo y que, como siempre nos recuerda mi padre, era lo que se comía en las bodas de cuando ellos eran jóvenes y no había para grandes (ni pequeños) lujos. Lo siento por aquellos detractores de la casquería o que siguen dietas extrañas pero se pierden un pequeño placer que con el tiempo desaparecerá junto con otros platos y tradiciones. En nuestra cotidianidad no tenemos tiempo para dedicar un par de horas a preparar platos así.


Un corto paseo después de comer para evitar siesta en casa de Mamá, parada en el Ahorramas para comprar algo que me hacía falta y ganas de llegar a casa para tener una tarde relajada, primero de internet y después, como no, de sofá y manta. En un sábado atípico donde había roto con la sagrada tradición de la siesta decidí ver una película que me daba mucha pereza, la tenía hace tiempo en casa pero no me daba buenas vibraciones, aún así, avalada por el aluvión de buenas criticas por parte de la prensa, los amigos entendidillos y por la cantidad de Goyas que se llevó este año determiné que era el día propicio. ya habréis adivinado que se trata de “Celda 211”.


Mega hit que Telecinco nos metió por los ojos hasta hartarnos y que consiguió que fuese una de las películas mas taquilleras del año y que a mi sin embargo, me ha dejado con cierta indiferencia. Es verdad que es un film competente y que se deja ver bien, se hace entretenido. Pero no me creo el supuesto trasfondo de denuncia que pretende tener, juega con el tema de los presos de ETA, esos privilegios que tienen con respecto al resto de presos y que en la película sirve como moneda de cambio entre estos y las autoridades. No voy a extenderme mucho con la critica, solo diré que al final yo me hice una pregunta ¿por que no entran los antidisturbios al principio en vez de esperar tanto? la respuesta es clara, la película no hubiese durado mas de 30 minutos.


Al final de la noche, intenté ver “El juego de Hollywood” del fallecido Robert Altman pero el sueño me venció y la dejé a medias, prometo terminar de verla aunque ya lo hice hace años. Ya hablaré de ella mas adelante cuando la vea entera por que esta película merece la pena. El primer plano inicial de mas 7 minutos sin cortar y con una grúa moviéndose por el decorado y uniendo las distintas tramas con absoluta perfección es un adelanto de lo que después te puedes esperar (solo para amantes del buen cine).

Domingo en casa, sin salir, claustro voluntario. Visita para comer, preparo unas patatas con bacalao que me salen muy ricas pero que mi invitado no parece saber apreciar, no dice nada pero terminar el plato, mojando pan, como un niño bueno, creo que le han gustado. El plan es ir de visita a casa de un familiar pero la siesta le vence, se queda trasconejado en mi sofá mágico. Al no tenerlo para mi solo hace que no encuentre la postura y no coja sueño, hago zapping y en TeleEspe empieza “El diablo viste de Prada” con SuperStreep, Meryl para los amigos. Ya la vi hace tiempo y me leí el libro hace mas tiempo aún pero es de esas películas que son agradables de ver y aunque solo sea por verla a Ella, merece la pena. Peli de chicas y para chicas, comedia adornada de Dolce & Gabanna, Manolos y Hermés con una cuidada dosis de masoquismo disimulado en el personaje que protagoniza la sorpresa de aquel año, Anne Hathaway, a saber, la nueva novia de América y todo eso que les gusta a los Yanquis y que ya tiene lo que cualquier chica de provincias con aspiraciones a este título quisiera tener, un contrato publicitario con una marca de moda de renombre, o varios. Que mas se puede pedir.

El domingo terminó sin sobresaltos, con Aida devolviéndome al neorrealismo cómico y preparándome para otra semana mas, la última antes de las vacaciones de Navidad. He conseguido pasar todo el fin de semana sin la siesta, algo está cambiando…

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