martes, 8 de marzo de 2011

Miami

Como pasa muchas veces, basta que prepares un viaje con mucha antelación y así salga todo perfecto para que el día que llegues tras tropecientas horas de vuelo y con ganas de sol, camisas hawaianas y horteras, macizorros por el paseo marítimo y toda esa postal que nos han vendido de esta ciudad te encuentres que… llueve. Por lo visto solo lo hace unos pocos días al año en Miami, pues bien, nos tocaron dos de ellos, y no puedes quejarte por que encima tuvimos suerte, no nos pasó un huracán cerca, que por aquellas latitudes es de lo mas normal.


No hay nada mas triste que llegar por primera vez a una ciudad que no conoces y te llueva, en este caso toda esa imagen que los del CSI se han encargado de colorear tan hábilmente se hunde con cuatro gotas de agua. Menos mal que las ganas de miamizarse era grande y no desanimamos así que llegamos al hotel después del traslado desde el aeropuerto donde el conductor se encargó de ponernos al día en usos y costumbres e informarnos de alguna que otra excursión que en días posteriores hicimos como buenos turistas que somos, ¡Ah! y de Horatio y compañía, ni rastro, nadie los ha visto nunca en la ciudad según nuestro cotilla conductor.

Esa noche la lluvia nos acompañó a intervalos pero decidimos hacer una primera incursión en la noche de la ciudad, un primer contacto con la calle mas conocida de South Beach, Ocean’s Drive. Toda una colección de edificios Art Decó que han servido de decorado para decenas de películas, desde “Scarface” hasta “Una jaula de grillos” o “algo pasa con Mary”, o series de televisión como Dexter, el ya mencionado CSI o aquella ochentera Miami Vice.


Los edificios se encuentran en perfectas condiciones, al menos por fuera. Por lo visto hay una normativa local que obliga a sus propietarios a tener las fachadas impecables aunque por dentro se estén cayendo, de no hacerlo se exponen a que les pongan multas, lo mismo que aquí que es justo lo contrario, tienen que dar ayudas para que rehabiliten, diferencias de mentalidades y culturas. Como pasa siempre, una vez que te has dejado impresionar por el continente toca embriagarse de contenidos, intentas averiguar quien está dentro, como viven, para que sirven. La realidad es que la mayoría son hotelitos con locales en los bajos dedicados a la restauración en gran parte, también hay alguna tienda de suvenir. Vamos, lo que cualquier paseo marítimo de ciudad turística costera que se precie, poca diferencia con Benidorm.

Cenamos en uno de esos restaurantes, el Fox Café, en un ambiente muy agradable, protegiéndonos de la lluvia debajo de una enorme sombrilla. Tanto nos gustó que a lo largo de los días que estuvimos allí repetimos con algún susto que otro en los precios, 80$ por un plato de espaguetis con mariscos, eso si, langosta incluida, casi me da un infarto. Después, tomamos algo en uno de los bares gay mas conocidos de la zona, el Palace, con actuaciones de Drags Queen en spanglish, el idioma oficioso de Miami, en plena calle y con los artista casi jugándose la vida parando coches para jugar con ellos como parte del espectáculo. Muy divertido aunque no nos enterásemos de la mitad. Al menos nos sirvió para tomar contacto con el ambiente y así de paso enterarnos de mas locales para tomar algo un poco mas tarde. Y vaya si aprovechamos la información…
Al día siguiente amaneció nublado y con mas amenaza de lluvia que no se llegó a cumplir, decidimos bajar desde nuestro hotel andando primero por el malecón para ver la playa y después por la otra gran calle de Miami beach, Collins Avenue que cruza de norte a sur toda esa parte de la ciudad. Mas edificios Art Decó y todas las tiendas de firma tanto europeas como americanas incluyendo nuestros Zara y Mango con tanto o mas lujo que otras que aquí consideramos mas caras como Ralph Lauren. El día no escampó así que todas las fotos quedaron un tanto deslucidas y es que uno tiene en su mente el colorido engañoso del CSI de las narices. Al menos la temperatura invitaba al paseo y yo estrené la camisa de flores que aunque era del H&M daba el pego perfectamente. Hay que camuflarse entre las especies locales.

Segundo día dedicado a excursión a Key West, último cayo de Florida, final de la ruta 1 y lugar de entrada para miles de cubanos que desde su isla escapaban del régimen castrista para entrar en los Estados Unidos en patera o como fuese al ser el punto mas cercano desde Cuba, 90 millas. Este lugar merece un tema aparte así que de momento lo dejaré aparcado, solo diré que me pareció un sitio muy especial.
Tercer día, visita guiada en autobús por parte de la ciudad para conocer otros barrios que de otra manera y sin conocer a nadie en la ciudad, no hubiese sido posible. De esta manera además de por zonas que ya conocíamos, estuvimos en la pequeña Habana, en la Calle 8, centro neurálgico de la comunidad cubana, en Coral Gable, zona residencial típica americana con ese tipo de vivienda que hemos visto en multitud de series y películas o por la City o centro financiero con sus rascacielos característicos. Después y una vez acabado el recorrido en bus continuamos otro en barco para ponernos los dientes largos enseñándonos las mansiones donde vive la gente bien en las islas artificiales creadas en la bahía. No hay una estrella latina que se precie de serlo que no tenga casa en una de estas islas, Emilio y Gloria Stefan, Paulina Rubio, Ricky Martin o Enrique Iglesias y su padre tienen la suya pero también Jackie Chan, Madonna o Shakira entre otros muchos. Vamos que lo de que se te acabe la sal e irle a pedir al vecino tiene que ser todo un show.

Aquella noche dimos una vuelta por Lincoln Rd. sorprendente calle peatonal, y digo esto por que no es habitual. Mas tiendas y restaurantes, lo fácil que te lo ponen para gastar dinero. Nos armamos de valor y como era la última noche decidimos ir al restaurante que Gloria Stefan posee, el Bongo’s, junto al puerto donde habíamos estado por la mañana y en el mismo edificio del AAA (American Airlines Arena), cogimos un bus de línea regular que en esta ciudad es casi simbólico, cuanto tienen que aprender en este aspecto de Europa en general y de España y mas concretamente de Madrid. El servicio no es muy frecuente y tampoco es muy bueno, eso si, no nos cobraron nada cuando quisimos pagar al conductor así que punto para ellos. Bajamos en lo que pensamos era la última parada y caminamos hasta el dichoso restaurante. Serían sobre las 20:30 y no vimos a nadie por la calle, ni una triste alma. Inevitablemente se te pasan por la cabeza todas esas escenas de pandilleros, violaciones, asesinatos a pistolazo limpio. No pasó nada, el restaurante cerrado a cal y canto (mas tarde nos dijeron que funciona mas como discoteca los fines de semana) y al intentar coger un taxi para la vuelta se produjo un altercado entre los trabajadores del gremio, todos de color y con pinta de ser inmigrantes de dudosa procedencia, de nuevo se me empieza a crear otra película en la cabeza, maldita televisión.
Todo acabó bien, regresamos y cenamos en un restaurante en Lincoln Rd. que, coincidencias de la vida, pertenecía a un alicantino y donde, según nos dijo, unos días antes había estado cenando Ana Obregón. Que rico me supo el JB que me tomé después de cenar y que tuve que decirle a camarero como preparar para evitar que me lo sirvieran como hacen allí, con medida y en vaso pequeño con mucho hielo picado. La noche se alargó hasta las tantas y habría mucho que contar pero esto ya es secreto de sumario.

Al día siguiente la resaca fue importante y había que preparar las maletas por que a mediodía nuestro simpático conductor nos recogería. Aún así, nos dio tiempo para dar una última vuelta por Ocean’s drive y Collins Av. y llevarnos así un excelente sabor de boca de lo que había sido toda una sorpresa. Una ciudad que no me atraía nada vista desde fuera y que, gracias a la recomendación de una buena amiga, conocí y vine enamorado.



Quiero dedicar esta entrada a Aida que es quien nos recomendó visitar Miami y sobre todo a Nacho que fue con quien hice el viaje y que a pesar de algún que otro susto, nos lo pasamos muy bien y fue un viaje inolvidable en todos los aspectos.

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