domingo, 8 de abril de 2012

Turismo de tertulia (Crónica de una semana de lluvia)

Vista desde el Palacio de Cibeles

A todo se acostumbra uno, y que llueva en Semana Santa ya es un clásico inevitable. Da igual que lleven meses sin caer una gota, es salir la primera procesión, y empezar a diluviar. Ahora el juego consiste en saber cual se va a suspender por culpa de la lluvia y cual conseguirá hacer su recorrido sin tener que echar a correr a mitad del mismo para que las imágenes no se estropeen, que al fin y al cabo, seas religioso o no, son obras de arte que hay que proteger. 

Para los que, como yo, hemos cogido la semana entera de vacaciones para relajarnos y disfrutar de alguna excursión sin movernos del sitio de residencia habitual, básicamente la preocupación ha sido la misma, lloverá, no lloverá, te arriesgas a salir, te llevas la cámara, el paraguas, el chubasquero, las botas... en fin, un asco. Aún así, como somos españoles y llevamos el optimismo de serie, al final te lo pasas bien que es de lo que se trata, Siempre tienes unas risas aseguradas y una sobremesa algo mas larga por aquello de no mojarse. Otra manera de hacer turismo, el de hablar de lo que podríamos haber hecho si no hubiese llovido. 

El balance siempre es positivo y el tiempo, que es de oro, te da para conocer rincones nuevos. Restaurantes con encanto que resultan ser sorpresas muy agradables: "El Hidalgo" en Segovia  y "La Cueva" en El Escorial. O para visitar lugares inesperados como el Congreso de los Diputados, de esto no tengo fotos, ese día no estaba prevista esta parada y no me lleve la cámara, además el móvil decidió que ya no tenía batería suficiente para darme ese capricho (malditos aparatos, siempre te fallan cuando mas falta te hacen). Lo mejor de esta visita es que no es como ver un museo o un palacio que solo está para eso. Por la mañana había habido actividad normal, creo que llevaron los presupuestos generales, esos de los que Rajoy no había soltado prenda antes de tiempo para evitarnos disgustos innecesarios, mas majo él. Poderse sentar donde unas horas antes había estado Rubalcaba o el mismísimo presidente tiene su punto. Organizar una pequeña tertulia improvisada, otra mas, allí donde Tejero hace unos años le dio por pegarnos un susto y liarse a tiros con la sala. 

También hubo tiempo para, simple y llanamente, no hacer nada. Tumbarse en el sofá y disfrutar de una buena película mientras que por la ventana ves caer el diluvio universal una vez mas. Mañana vuelta al trabajo y a la rutina habitual. La próxima, para el puente de Mayo, ya no queda nada. Esperemos que ahí el tiempo nos de una tregua y que hasta entonces llueva lo que le de la gana, que falta hace. 



 


Restaurante El Hidalgo de Segovia



Restaurante La Cueva de El Escorial


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