domingo, 4 de noviembre de 2012

Radiografía de una noche de otoño

Después de una tarde con amigos de toda la vida, de esos que no te mienten porque no hay necesidad. De una serie de charlas sinceras con mas o menos confidencias de las que no se cuenta pero que acaba sabiendo todo el mundo. Pues bien, después de todo eso, con dos copas de mas y una llovizna que sobrepasa lo molesto, de camino a casa decido hacer una parada para resguardarme de la lluvia. Elijo un bar de copas de los de toda la vida, que en su época era lo mas y que hoy ya está un poco/bastante pasado de moda
 
Es la una y algo de la noche, no es tarde, pienso que aún es pronto, la gente ahora sale tarde... el bar está medio vacio, pero bueno, solo voy a tomarme una copa sin mas para hacer algo de tiempo y que deje de llover (mentira, voy a ligar...). El panorama no es nada prometedor, en la barra dos camareras pasaditas en años, síntoma de que aquello ya no es lo que era, monas, no visten mal pero no deslumbran, pobres, no saben que si quieres llamar la atención para ocultar esas arrugas de mas, te tienes que poner algo que brille mas que el color de tus ojos...

Al fondo de la barra, deslumbrante, la novia del dueño, una rubia (oxigenada) embutida en un conjunto negro ajustadisisimo y encima de unos taconazos de impresión. Me mira, creo que intenta ligar, no sabe que soy gay, ni falta que hace, ella es feliz, yo también, nunca viene mal un poco de alimento para el ego.

La clientela a esta hora no promete ni un poquito. Un grupo compuesto cuatros parejas, ellas muy Jennys entraditas en años y en carnes, ellos, indescriptibles, se me viene a la cabeza el mas prominente, camisa de popelin ancha, con gemelos de brilli brilli,  pantalón de vestir en gris marengo, mas pasado de moda que las hombreras ochenteras y zapatos de charol-cocodrilo y cinturón a juego, un cuadro. De ellas, poco se puede decir, la mas moderna lleva unos zapatos dos tallas por encima de la suya. Otra lleva un jersey rollo murciélago y un pelo recogido en coleta con flequillo de aquellos que solo llevaban las victimas de Jason en Viernes 13, y que ahora entiendo porque acababan degolladas.

En la barra, casi inanimada, poca gente, dos parejas más y un tío solo, el único que promete algo, y que me recuerda a alguien de mi junventud, de esos que te hubiese gustado ligar, que no lo  hiciste, y que ahora se te aparece, bastante mas estropeado y queriendo ser la sombra de lo que fue. Dos chicas, como sacadas de un video de Adam and the ants entran, una de ellas se quita la chaqueta y muestra un top de lentejuelas palabra de honor con la bandera británica, que para ser la hora que es y con un panorama semejante, me parece lo más.

En una de esas visitas al servicio por cortesia de una desgastada próstata que ya me acompaña debido a la edad, me encuentro con el que prometía algo, y que a pesar de los años, las arrugas y todo lo demás, sigue prometiendo... no hace ni caso. Solo hay tres opciones:  es cortado, es hetero o es gilipollas, o las tres cosas, que todo podría ser. Lo cierto es que "ná de ná".

En la calle parece que ha dejado de llover, es un espejismo, empieza de nuevo y me tengo que protejer a base de terrazas, regreso al castillo inténtando esquivar el agua. Solo se que he estado con una de esas parejas (dos) con las que haría un trío, mas por ellos que por ellas. La una es Pitt-Jolie, ¿La otra?... ellos saben quien son.



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