Eso no ocurrió, por contra, el dineral que entraba del turismo europeo en general tanto aquí como en toda la costa mediterránea, venían muy bien a unas arcas dictatoriales que no eran muy boyantes, y eso que no existía ni la deuda externas ni los mercados financiaros ni leches fritas de estas de ahora que nos traen de culo en la actualidad. Franco vendía una imagen de España, o mejor, dejaba que comprasen, por que dudo que ese señor entendiese de marketing, muy distorsionada de la realidad de aquellos años que inevitablemente eran en blanco y negro por mucha rubia sueca que anduviese por nuestras playas.
Con los años se ha pasado de aquella gloriosa época transgresora al “Flower Power Party” en el Pachá, de los desconocidos greñudos a la invasión de nuevos ricos y a la panda de frikis televisivos actuales vestidos de mamarrachas horteras para salir en la foto en la que es la discoteca por excelencia de la isla y ésta una de sus fiestas anuales imprescindible (para cualquier famosete que se precie, claro), única que parece mantener el nombre y el espíritu de cierta época y que no ha sucumbido al cambio de nombres y de estilo de otras salas como la Ku, actual Privilege (si no ha cambiado ya, que ando algo perdido).
A día de hoy, aquellos hippies, se han reconvertido en modestos empresarios que lo mismo tienen un chiringuito de lo mas cutre en cualquier cala qué un típico puesto de mercadillo vendiendo de todo menos baratijas, que hasta en esto, Ibiza es diferente. Otros, no tan modestos, regentan bares de copa de medio lujo donde va lo mas granado de la noche ibicenca, eso si, dejando la mochila en el armario, que para sacarla, ya está Telecinco. El lujo a nivel de calle se ha adueñado de parte de la isla, la de la capital, que ha sucumbido al dinero fácil de quién va dispuesto a soltarlo sin ningún tipo de reparo.
Aún así y con todo lo malo que pueda tener, sigue siendo un sitio especial en el que, como decía antes, si sabes buscar con algo de paciencia, encuentras tu lugar. Ese que hará que repitas y eches de menos nada mas salir de la isla. Por mi parte nunca olvidaré el amanecer en Es Cavallet, tumbado en una hamaca mientras… (secreto de sumario). O aquel viaje en globo por el interior de la isla, regalo de alguien especial y los bocadillos de cecina de después en un pueblo de cuyo nombre no consigo acordarme. También hubo noches de discoteca y excesos pero eso es otra historia…
Al igual que Sevilla, Ibiza sigue teniendo su gente… aunque aquí por aquello de ser mas internacionales es como dice el título, “people from Ibiza”. ¡Ah! y por siempre IBIZA y no como se empeñan ahora los nacionalismos catetos, Eivissa, cagada de marketing donde las haya. Que poca apertura de mentes… lástima.