Cuando empecé a escribir esta entrada la idea inicial era hacer un panfleto lleno de mis pensamientos y cargados de moralina, como ya he hecho antes con otros temas pero lo borré todo, este es el cuarto intento y no se si lo acabaré.
Podría decir lo que busco o lo que me gusta pero caería en tópicos y al final todo es mas sencillo, nadie es perfecto, todos tenemos defectos y la pareja ideal es aquella que sabe sobrellevar y admitir los posibles errores y aceptar el carácter del otro (al final caigo en la moralina, no tengo remedio).
Lo primero que se ve en cualquiera, es su aspecto, su físico y quien diga eso de que la belleza está en el interior y bla bla bla cae en otro topicazo de los que se caen para atrás por si solos. Nos guste o no lo primero que vemos de alguien y lo primero que nos atrae es el aspecto externo, allá cada uno con sus gustos, la belleza es subjetiva. Si alguien no te atrae de primeras, difícilmente vas a ahondar en su interior, es mas, una vez presentados y con cierto conocimiento, por muy buen fondo que tengas si al otro no le atraes aunque sea mínimamente, la relación no saldrá adelante ni rezándole a San Judas Tadeo, patrón de los imposibles.
A todos nos gusta lo bello, y repito que es subjetivo, lo que para mi puede ser maravilloso, para otros no lo será tanto. Además, los gustos cambian, y las opiniones también, lo digo por si un día aparezco al lado de alguien que no sea el prototipo que se me presupone por algo que halla dicho en un pasado.
Además, hablamos del príncipe azul, ese hombre que nos llevará al altar y al que exiges que todo en él tenga cierta coherencia, que sea guapo o al menos minimimente atractivo, inteligente, divertido, etc… Luego están los demás, a los amigos no les exiges físicos espectaculares, están para otra cosa. A los ligues si, y encima es lo único que cuenta. A un tio que conoces una noche no le pides máster ni coeficiente de inteligencia, es mas, según el caso, solo te interesa una parte del físico y ahí, digan lo que digan, lo único que importa es el tamaño.

Lo que si queda claro que eso de que todos los hombres son iguales, no se sostiene ni con clavos, afortunadamente hay una variedad infinita y son como la comida, que incluso te la puedes preparar de cientos de maneras diferentes. Disfrutad del hombre que tenéis al lado y sino buscad uno que seguro que lo encontráis. Y mientras viene ese príncipe de azul cielo catar de otras castas y colores, que eso no empacha, ni engorda.
Al final parece que lo acabé… Gracias por leerme.